
En TEYME siempre apostamos por la
innovación y la incorporación de las de las nuevas tecnologías en el sector
agrícola.
Por esa misma razón, nos embarcamos en ROBOTRIM, un proyecto para crear un robot para la poda automática de la vid.
Os dejamos el artículo de la revista "El Economista" donde se explica más detalladamente el proyecto.
Robotrim: llega el robot para podar el viñedo
El Clúster de Maquinaria Femac
desarrolla un robot autónomo que gracias a algoritmos de procesamiento de
imágenes y a un sistema de visión puede detectar los puntos de poda.
La poda es una parte clave en el
proceso de producción de la viña. Es un trabajo que se viene realizando de
forma manual y que cada vez es más difícil de llevar a cabo por la falta de
profesionales en el sector. Un informe reciente del Instituto de Recursos
Mundiales constata que el número de personas que participan en el mundo del
trabajo agrícola está disminuyendo, percibiéndose este efecto, sobre todo, en
Europa y Estados Unidos.
"La poda es un trabajo
tedioso, que requiere de especialización. Se suele realizar desde el mes de
noviembre hasta febrero y a bajas temperaturas en algunas zonas, trabajando así
en condiciones climatológicas adversas. Esto hace que cueste encontrar
personas. Hay carencia de mano de obra y falta especialización", explica
Enric Pedrós, director del cluster FEMAC. Además, este trabajo (poda de
invierno y poda de verano) es caro, representando una tercera parte de los
costes de producción de la viña. El coste medio por hectárea es de alrededor de
300 euros y se estima que el tiempo que un podador necesita es de entre 24 y 30
horas por hectárea a un coste de unos ocho euros por hora.
Es una situación ante la que el
sector busca soluciones y para lo que se está trabajando en sistemas
mecanizados de la poda ya que, aunque se realiza a mano (habitualmente con
tijeras neumáticas), se sigue una lógica muy repetitiva y, por lo tanto,
programable en un algoritmo. Además, el 90% del viñedo español está formado en
cordón (uni o bilateral), de manera que hay pulgares de poda perfectamente
marcados e identificados, que el podador sigue y realiza de forma repetitiva.
En este contexto surge Robotrim,
que se basa en un sistema de poda automática de la vid, comprendiendo su
circulación autónoma por la extensión de las vides y la ejecución del corte
para realizar las labores de poda (supresión total o parcial de sarmientos,
hojas, racimos u otras partes vegetativas de la planta). Su desarrollo se ha
llevado a cabo dentro de un proyecto en el que participan FEMAC (cluster de la
maquinaria y los medios de producción agrícola y que se ha encargado de su
gestión), Grupo Cordorniu (ha facilitado su conocimiento sobre los procesos de
poda y los medios para realizar las pruebas de campo), Atria Innovation
(desarrollo del sistema de visión), TEYME (ha realizado el diseño del chasis
del sistema) y Vernis Motors (ha proporcionado los motores y baterías).
El desarrollo de Robotrim se ha
acometido a cabo en varias partes. La primera de ellas se ha centrado en el
diseño de un algoritmo para que el robot móvil se desplace de forma óptima por
la finca vitícola y haga el trabajo de poda como si fuera un operario podador.
En esta fase, se han estudiado las áreas a podar, construyendo un soporte para
cámara para tomar las fotos del área de interés. Las imágenes se han tratado
con una cámara 2D, además de emplearse tecnología 3D para concretar las
coordenadas de los puntos de corte. También se ha determinado el software que
se va a utilizar durante el proceso.
Posteriormente, se ha diseñado el
robot móvil en el que se ha incorporado el sistema de visión que detecta,
mediante algoritmos de procesamiento de imágenes, los puntos de corte para cada
tipo de vid. Además, Robotrim cuenta con un chasis en forma de arco para que se
pueda introducir a ambos lados de la vid, dejándola en medio, y poder
desplazarse a lo largo de ella. El sistema también incluye un brazo robótico en
cuyo extremo se coloca la tijera para realizar la poda, teniendo las
dimensiones suficientes para alcanzar las distintas posiciones y realizar los
cortes de las ramas con precisión. De este modo, el sistema de visión localiza
estos puntos de corte en 3D, enviando las coordenadas al brazo robótico que se
posiciona según esa información para hacer la poda automática. Robotrim, cuyos
equipos deben estar perfectamente calibrados entre sí, también cuenta con un
conjunto de baterías y motores para su movimiento autónomo.
El desarrollo se ha probado en la
finca el Polvorí, en el Tossal de la Cerdera, que se localiza sobre una
superficie total de 100 hectáreas de viña, propiedad de Raimat y en la que
predominan las variedades de uva Carbernet Sauvignon, Syrah y Ojo de Libre.
También hay una parte dedicada a la gestión de la producción ecológica.
Robotrim ha sido desarrollado en
el marco de la convocatoria nacional de programa de ayudas AEI del Ministerio
de Industria durante un período de tres años y, ahora, tras la finalización de
este proyecto, se trabaja en su continuidad para mejorar el sistema de poda
automático por el que ya se ha interesado alguna compañía multinacional.
Además, no se descarta solicitar más financiación europea para seguir avanzando
en Robotrim e incluir mejoras para optimizar su funcionamiento ni optar por
sistemas de open innovation.
Entre los próximos pasos también
está el objetivo de seguir trabajando en el modelo de negocio para la
comercialización de este sistema innovador, que podría lanzarse también al
mercado no solo como venta de equipo sino bajo el régimen de alquiler a su vez.
El impacto de Robotrim
Con Robotrim se pretende
incorporar las últimas tecnologías al sector agrario con el fin de realizar los
trabajos de poda y pre-poda en las viñas, mejorar la productividad y solventar
la escasez de mano de obra, así como optimizar las condiciones de trabajo.
Conseguir estos objetivos va a tener una serie de impactos positivos en el
sector. Las primeras estimaciones apuntan a una reducción de hasta un 25% del
coste de producción por kilo de uva recolectado.
Además, también se permitirá
disminuir el promedio de días de poda al poder utilizarse el sistema durante
una jornada laboral más larga que la de una persona, ya que Robotrim está
preparado para trabajar durante las 24 horas con cambio de baterías.
Otros impactos positivos son la
mejora de la calidad de la uva al modelizar el sistema de poda y la reducción
de los costes de producción en general, lo que repercute a su vez en el coste
final del producto. Otros beneficios son controlar mejor la salida al mercado
de los productos finales gracias a la aceleración de los procesos en el viñedo
y reducirse el tiempo global de poda.
Fuente: Sereno, E. (2022, 17 de Enero)
Robotrim: llega el robot para podar el viñedo. El Economista https://www.eleconomista.es/aragon/noticias/11570005/01/22/Robotrim-llega-el-robot-para-podar-el-vinedo.html