
Seguro que sabes que el olivar es uno de los baluartes de la agricultura española. No en vano, nuestro país produce aproximadamente la mitad de todo el aceite de oliva del mundo. También sabrás que esa fortaleza está amenazada y que los olivos constituyen un cultivo acosado: las plagas y enfermedades se ceban cada vez más sobre estos árboles, sensibles al cambio climático y a una globalización que hace que las amenazas se vuelvan cada vez agresivas.
Las
plantaciones de olivos sufren, sobre todo, el ataque de hongos. Estos
organismos causan enfermedades como el repilo, la más extendida de todas,
antracnosis, chancros, negrilla, etc. También las bacterias ocasionan problemas
importantes como la tuberculosis del olivo. Otra bacteria, la temida bacteria Xylella
fastidiosa, también llamada ébola del olivo, supone otro grave peligro para
este sector agrícola desde hace unos años.
A estas patologías hemos de sumar las plagas: acariosis, arañuelo, cochinilla, mosca, picudo? Todo un ejército de insectos dispuestos a alimentarse de los olivos y de su producción y, de paso, abrir brecha para que las enfermedades entren en los árboles.
Para
combatir estos problemas, los agricultores disponéis de fitosanitarios muy
avanzados. El tratamiento del olivar es un campo en franca evolución y
continuamente incorporamos nuevos agentes que se suman a productos de larga
tradición. Sin embargo, la eficacia de esos compuestos depende en gran medida
de que se apliquen en el momento oportuno y con las técnicas adecuadas. Solo
así podemos garantizar alta probabilidad de cosechas homogéneas y olvidar la
temida vecería.
Acertar con los tratamientos implica utilizar las máquinas más
precisas y que estas se calibren de la forma más exacta posible para que las
plantaciones reciban la dosis justa de producto fitosanitario. Casi
todas las plagas y enfermedades se controlan por pulverización o atomización de
esos productos, ya sea a parcela completa o a bandas, o bien, en algunos casos,
aplicando directamente el tratamiento sobre las heridas de la poda o sobre
objetivos más concretos.
La técnica de atomizado se ha ido imponiendo en las tareas del olivar en los últimos años porque funciona muy bien en plantaciones de porte elevado, como suelen ser los olivares. Además, está especialmente indicada en tratamientos anticriptogámicos, es decir, contra hongos, y también en los tratamientos insecticidas.
Frente
al pulverizado, con el atomizado generamos gotas de menor tamaño, con diámetros
entre 100 y 200 micras. Además, esas gotas puedes dirigirlas con mayor
precisión hacia los árboles gracias al flujo de aire que generan los atomizadores
agrícolas.
En TEYME
hemos ido desarrollando y mejorando nuestros atomizadores agrícolas para
conseguir la máxima eficacia en el tratamiento de los cultivos. Su poderoso
flujo de aire, produce una turbulencia que hace que la nube de fitosanitarios
atomizados penetre mejor entre el follaje de los olivos. De esa forma, consumes
menos producto y haces que este sea mucho más eficaz, puesto que llega mejor a
todos los rincones del árbol.
Pero,
como puedes imaginar, no todos los atomizadores
agrícolas son iguales. Es necesario que elijas máquinas
que se adapten a las necesidades de tu cultivo. No puedes utilizar el mismo
equipo para olivares tradicionales que para plantaciones intensivas o en
espaldera o seto. Por eso, es importante que conozcas las características de
cada máquina para saber elegir el atomizador agrícolas que más te conviene.
Los
atomizadores difieren sobre todo en potencia y precisión. Unos son más potentes
y pueden generar más presión y mayores velocidades en el flujo de aire que
transporta el producto hacia los árboles. Otros son más precisos y depositan los
fitosanitarios con más exactitud, allí donde más falta hacen, evitando derivas
y pérdidas innecesarias.
Pídenos información sobre nuestros atomizadores agrícolas y te ayudaremos a encontrar la mejor solución para aplicar con garantías el tratamiento en tu olivar.